Siento el abandono del blog que he hecho este mes, pero la universidad me privó de mucho tiempo. Prometo volver a actualizar regularmente desde ya. Empiezo con una redacción de mis años de instituto que encontré el otro día mientras hacía limpieza en mi cuarto y me pareció apropiada para las fechas. La calificaron con un diez y espero que os guste.
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Este es un conjunto de historias reales en un contexto ficticio que puede ser reflejo de cualquier gran ciudad en la que se celebre la Navidad.
Comenzamos con un criador de aves que acaba de sacrificar sus piezas y las lleva a un mayorista para venderlas. Una vez vendidas, el criador se va y las piezas pasan a los supermercados y tiendas con un valor muy superior a otras piezas que el mismo criador había llevado hace apenas dos semanas.
Algunas de esas piezas van a parar al mostrador de la carnicería de un centro comercial, son adquiridas por una familia y acaban en el tercer carro de la compra que llevan y todavía les faltan los regalos.
Esquivando al primero de esos tres carros y pidiendo a un dependiente otra de las piezas, un señor va con un carro medio vacío. “Cada persona lleva lo que puede” piensa amargamente.
Más tarde, el encargado de la carnicería sale por la puerta trasera del centro comercial con unas cajas de comida que sobra y las tira a un contenedor de basura.
En cuanto el encargado vuelve a entrar por la puerta, surgen de las sombras personas que cogen todos los alimentos que pueden del contenedor.
Cuando sale el hombre del carro medio vacío todavía hay gente intentando conseguir su cena de Navidad del cubo de basura, hecho que le permite ver la suerte que tiene y se dirige alegremente a coger el metro. Allí, saluda animadamente a un grupo de jóvenes que le desea feliz Navidad.
Estas personas felicitan a todo el que pasa. Pasa un grupo de judíos que contestan a la felicitación con un feliz Hanukkah. Entonces los primeros empiezan a pegar a los judíos, a los que sólo se atreve a defender un musulmán.
El hombre del carro medio vacío llega a su casa y prepara su cena, mas no puede disfrutarla porque un apagón produce la completa oscuridad en varias calles de la ciudad mientras que en otras brillan con fuerza todas las luces de Navidad que se habían colocado por las fiestas.
Por todo esto la Navidad no puede ser definida, depende de cada persona. Para algunos significa una fiesta religiosa, para otros una reunión en familia o para otros nada. Lo que no se debe hacer es no respetar las creencias de otras personas y tratar de imponer las ideas de unos a todos en Navidad o en cualquier otra fecha. La Navidad lleva ligada una serie de efectos como el incremento de la carestía de la vida, incompatible con el concepto de generosidad de la época; el consumismo, tanto de recursos como la energía y productos comerciales que acentúa la diferencia de riqueza entre las personas.
Pero todos estos rasgos negativos no son vistos por la mayoría de las personas debido a que, al igual que la familia del centro comercial y el chico que escribe este texto, la fiesta de Navidad es una reunión familiar para charlar, cenar, compartir regalos y pasárselo bien. Por lo tanto, ¡Feliz Navidad!
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